5 pilares de la Psicología del Desempeño Deportivo para mejorar tu rendimiento

¿Qué significa como deportista tener un buen rendimiento? A veces hablamos de los “Deportistas de Alto Rendimiento” como un concepto prefabricado y preconcebido que todos entendemos. Pero, si nos detenemos a analizar la idea del rendimiento deportivo, no siempre llegamos a una respuesta evidente. En la mayoría de los casos este concepto casi siempre está vinculado con los logros y resultados que consiguen los deportistas. Sin embargo, antes de alcanzar un logro, los atletas requieren mejorar o incrementar el rendimiento y para esto es fundamental estar en condiciones de explotar sus recursos al máximo, y es ahí donde entra la Psicología del Desempeño Deportivo.

La psicología deportiva permite la comprensión de los procesos mentales y emocionales de los deportistas y entrenadores, y la manera en que estos procesos influyen en su rendimiento al momento de desenvolverse en su disciplina. Asimismo, se trabaja en el diseño de métodos y estrategias que buscan mejorar el bienestar general y la salud mental de los deportistas. Sin embargo, esta rama de la psicología se puede complementar con el enfoque holístico y multidisciplinario que aporta la Psicología del Desempeño para comprender —a mayor profundidad— cuáles son los elementos y factores que facilitan u obstaculizan el buen rendimiento.

Los procesos mentales y emocionales de los deportistas y sus entrenadores afectan su rendimiento.

Trabajando cuerpo y mente: los 5 pilares de la Psicología del Desempeño

Como ya hemos mencionado, la Psicología del Desempeño Deportivo es una disciplina holística que se enfoca en trabajar a profundidad todas las áreas de la vida de un deportista o atleta. 

A lo largo del día, todas las personas asumimos diferentes roles. No existe un botón que nos ponga en modo deportista y apague todas las otras facetas de nuestra vida. Una persona no es únicamente un deportista, sino que al mismo tiempo somos hijos, novios, esposos, padres, hermanos, empleados o amigos. En este sentido, es fundamental ver a la persona en cada uno de estos roles para poder conocer su ambiente, su situación y así descubrir cuáles son las áreas que afectan o pueden afectar en su desempeño deportivo.

Como mencionamos, son 5 pilares básicos —los cuales están intrínsecamente relacionados entre sí— mediante los cuales los psicólogos del desempeño enfocamos nuestro trabajo con el fin de ver a una persona como un ser integral:

  1. Pilar físico-técnico
  2. Pilar mental
  3. Pilar emocional
  4. Pilar espiritual
  5. Pilar social

1. Pilar físico-técnico
Este pilar se refiere a capacidades físicas y técnicas que tiene cada atleta según su disciplina. Tradicionalmente son los entrenadores y el cuerpo técnico los responsables de desarrollar y mantener a los deportistas en su mejor nivel. 
Sin embargo, es importante considerar que hay una interrelación entre estas capacidades físicas y los factores mentales y emocionales. Por ejemplo: el cansancio, la falta de sueño y la mala alimentación, pueden afectar las capacidades mentales de una persona, aumentar el estrés y generar reactividad emocional lo que disminuye los niveles de energía en el cuerpo. 
A su vez, los niveles de estrés y ansiedad que se experimentan en el deporte, suelen generar limitaciones en los movimientos, porque el cuerpo se encuentra en un estado de alerta que tensa los músculos y resta fluidez en las acciones del deportista. 
Por ello, es vital fomentar en el atleta la conciencia senso-perceptual y su capacidad de empoderamiento corporal o embodyment. Esto significa que el deportista sea capaz de identificar el estado de su cuerpo en diferentes momentos, lo que le permitiría auto regularse según la necesidad y hacer un uso correcto de sus recursos energéticos, físicos y mecánicos, para ejecutar las tareas deportivas adecuadamente. 

2. Pilar mental

Este pilar se refiere a las capacidades cognitivas necesarias en la disciplina deportiva que se práctica. Hay deportes que requieren mucha concentración, resiliencia y destreza mental. 

Las demandas mentales —propias o externas— que no se gestionan adecuadamente en el deporte, activan procesos de pensamiento y estados de estrés negativo que pueden provocar bloqueos mentales, interrupciones en la concentración, menor capacidad de reacción y de toma de decisiones. Esto suele repercutir en la fluidez de las conductas automáticas que requiere ejecutar un deportista y, en una situación extrema, pueden dar lugar a lesiones. 

Trabajar con los hábitos de pensamiento, aprender a observar e identificar cuáles son aquellos diálogos internos que amenazan los aprendizajes, y hacer los cambios necesarios, facilitarán un mejor rendimiento deportivo. 

Los deportistas no pueden dejar de ser hijos, padres, pareja, empleados, etc. No tienen un botón para apagar esos otros roles que desempeñan en su vida y afectan su rendimiento físico.

3. Pilar emocional

Las emociones son reacciones automáticas, innatas del ser humano, cuya función es ayudarnos a adaptarnos al entorno. Las emociones influyen —ya sea positiva o negativamente— en nuestra percepción de la realidad, en nuestra conducta y en las decisiones que tomamos.

Cada pensamiento genera una emoción como respuesta, y estas emociones se expresan en el cuerpo. A la larga, se forman patrones automatizados que impactarán en nuestro rendimiento. Algunos de estos ejemplos los podemos observar en la “actitud” de un deportista en la competencia o hacia ciertas personas; también en cómo reacciona ante algunos ejercicios del entrenamiento,  o ante sus propias ejecuciones.

Las emociones en el deporte se nutren de muchos aspectos personales del atleta, incluyendo conversaciones con otras personas y la manera en que se interpretan las experiencias deportivas. 

Para evitar que estas emociones se traduzcan en conductas que puedan llevar a equivocaciones, es necesario que el deportista tome consciencia de sus reacciones emocionales ante distintas situaciones, así como aprender a incorporar recursos para regular el estado emocional según las necesidades de la situación. 

4. Pilar espiritual

Sin duda, este pilar puede ser el más complejo de comprender, y es que la espiritualidad es un concepto intangible y difícil de explicar. Sin embargo, en la Psicología del Desempeño Deportivo hablamos de espiritualidad como la capacidad de reflexionar sobre nuestras propias experiencias de vida. Se trata de comprender a profundidad el beneficio que se obtiene al trascender aquellas actitudes y pensamientos negativos, para ser capaces de vivir en el presente y enfocarnos en potenciar nuestras capacidades, en una conexión completa del cuerpo y la mente. 

La espiritualidad en el deporte tiene que ver con la capacidad de entrar en un estado de FLOW y que las experiencias deportivas lleguen a ser experiencias trascendentales, donde el atleta vive con gozo y disfruta al máximo de la actividad y tiene una conciencia completa de sí mismo y el momento presente. 

Existen actividades, como la meditación o el yoga, que facilitan la integración de la espiritualidad al deporte, con el fin de que el deportista sienta una realización plena personal que le ayude a incrementar su bienestar físico, emocional, social y funcional.  

La espiritualidad es un concepto intangible y difícil de explicar, pero influye mucho en el desempeño deportivo de una persona.

5. Pilar social

El deporte pone a atletas y deportistas en contacto con diferentes personas y grupos, destacando la relación con familiares y entrenadores que son los más involucrados en el proceso, además de los compañeros si se trata de deportes en equipo. 

Ante estas interacciones, es importante que el deportista desarrolle conciencia sobre el impacto que sus acciones pueden tener sobre los demás, y del impacto que los otros tienen sobre él.

Este pilar se enfoca en comprender la conducta y el funcionamiento mental de un atleta ante su entorno social. Y es que, como seres sociales, los distintos roles de la vida cotidiana de un deportista influyen directamente sobre su rendimiento. 

La dinámica o los conflictos que hay en casa, o en los entornos académico y laboral, son situaciones que tanto deportistas como entrenadores no pueden ignorar, pues regularmente esas interacciones contribuyen en sus niveles estrés y su estado de ánimo, generando expectativas o tensiones que requieren resolverse mediante habilidades de comunicación y manejo de conflictos. 

Si bien el trabajo físico y técnico es prioritario, comprender a un deportista de manera integral nos permite identificar las diversas áreas que pueden influir en sus patrones de comportamiento, lo cual nos brinda más herramientas para saber cómo comunicarnos con él y crear un entorno eficaz en el cual pueda desarrollar sus fortalezas y superar sus debilidades.
Los humanos somos seres integrales, y para poder estar en nuestra mejor forma, hay que mantener el cuerpo y la mente en equilibrio. Ningún atleta, deportista o entrenador, por muy fuerte que sea, puede tener éxito si los nervios u otros pensamientos corrosivos afectan su desempeño. Por ello, enseñarles a hacer autoevaluaciones y ser conscientes de sus motivaciones, objetivos e intereses generará un mejor desempeño, no solo en el deporte, sino en todas las áreas de su vida.

Con una mejor comprensión de ti mismo y tu entorno, mejorarás como deportista y como ser humano. Escríbenos para que podamos conocer qué deporte practicas y cuáles son tus mayores retos.

Acerca del autor

Sylvanna Barona

He tenido la suerte y la oportunidad de vivir de cerca el sistema y las metodologías de Yolístico como deportista y como mamá de un deportista de alto rendimiento que practica un deporte de alto riesgo. Tu mente puede ser tu mejor aliado o tu peor enemigo. Tú decides cuál quieres.

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